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“Pánico en la Casa Blanca”. Así se viven los momentos de “ansiedad” tras el escándalo de Trump con Ucrania

El presidente, Donald Trump, se enfrenta a la etapa inicial de una investigación en su contra que podría terminar en un juicio político que exija su destitución. Funcionarios de la Casa Blanca consultados por la cadena NBC han descrito la situación interna como una de “pánico total” ante la falta de un plan para hacerle frente a una temible tormenta política.

Los funcionarios han batallado esta semana para hallar un modo de contrarrestar las investigaciones de los demócratas en la Cámara de Representantes contra Trump.

El estado de ánimo es uno de «ansiedad, inquietud y preocupación», dijo una fuente a NBC cercana a la Casa Blanca, preocupado porque las acusaciones de un informante anónimo podrían lastimar gravemente al presidente y a quienes lo rodean. “No hay mucha confianza en que allá un ‘ya pasó’”, dijo esta persona.

Los funcionarios de la Casa Blanca no estaban seguros de cómo proceder, no sólo porque aparentemente no hay un plan para lidiar con la situación, sino porque las acusaciones son tan graves que los métodos habituales que el presidente ha utilizado para escapar con éxito de las controversias pasadas puede que ahora no funcionen: “No parece algo que vaya a olvidarse con el próximo ciclo de noticias», dijo la persona.

Otra persona familiarizada con las discusiones describió a NBC el estado de ánimo dentro de la Casa Blanca como «conmocionado», con una creciente cautela que, a medida que se prolonga esta investigación de juicio político, aumenta la probabilidad de que el presidente pueda responder erráticamente y volverse «inmanejable».

Esa preocupación fue repetida por otra fuente, quien dijo que algunos en torno al presidente anticipan que tendrá un comportamiento más «impulsivo», y se espera que la presión aumente sobre él cada día durante la investigación de juicio político.

Eso genera preocupaciones de que Trump pueda mostrar un comportamiento cada vez más impredecible y arremeter de manera inesperada, tanto una preocupación presidencial como política en un año electoral.

Con su presidencia enfrentando la que puede ser su mayor amenaza hasta el momento, Trump ha pasado de la ofensiva a la defensa, reviviendo una estrategia que consideró efectiva durante la investigación de Robert Mueller sobre la trama rusa.

Trató de minimizar su solicitud al presidente ucraniano para que lo ayudara a investigar a su rival político, desviar la atención a las acciones de los demócratas y al contendiente presidencial Joe Biden, y desacreditar al denunciante (un funcionario gubernamental anónimo) por tener motivos partidistas.

Algunos aliados del presidente creen que el daño podría mitigarse, y algunos aprovechan el hecho de que el denunciante no tenía conocimiento de primera mano de la controvertida llamada entre Trump y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy, un hecho que argumentan que daña la credibilidad del denunciante, reportó NBC.

Otra de las fuentes dijo que aquellos que estaban argumentando que la destitución podría ayudar al presidente no estaban comprendiendo qué tan impredecible podría ser su respuesta.

La Casa Blanca actualmente carece de un abogado con experiencia en el juicio político, ahora que Emmet Flood ya no está, quien trabajó en el juicio político de Clinton y guió a la Casa Blanca hasta el final de la investigación de Mueller. El actual abogado de la Casa Blanca, Pat Cipollone, carece de ese tipo de experiencia.

 

 

 

 

 

 

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