En los últimos días en las redes sociales y medios de comunicación, un tema se ha llevado los reflectores, el conflicto entre Estados Unidos e Irán.
Todo comenzó cuando en el pentágono confirmaron la muerte del general Qassem Soleimani, jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica y comandante de las Fuerzas Al Quds, el pasado 3 de enero.
Para acabar con su vida, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó un ataque cerca del aeropuerto de Bagdad, donde se encontraba el líder iraní.
Al mismo tiempo, Trump publicó una imagen en su cuenta de Twitter con la bandera de Estados Unidos.
Un día después, Trump escribió en Twitter un par de mensajes retadores hacia el gobierno de Irán.
Durante los funerales de Qasem Soleimani, según informaron autoridades locales, murieron unas 50 personas y 200 más resultaron heridas por una estampida humana.
Horas después de la muerte del general, el líder supremo, Ali Jamenei, informó, a través de un comunicado, que se vengarían.
«Los criminales que han manchado sus manos con la sangre del general Soleimani y de otros mártires en el ataque deben esperar una dura venganza».
Como respuesta, Donald Trump presumió que en Estados Unidos tienen el ejército más poderoso del mundo.
La venganza de Irán se dio y este martes atacó con 12 misiles bases de Estados Unidos en Irak.
La respuesta de Trump y su gobierno llegó al anunciar que daría un mensaje al mundo, donde fijarían su postura.
El mensaje esperado, desde la Casa Blanca, se dio. Ahí Trump aseguró que impondría castigos económicos a Irán.
«Estados Unidos inmediatamente impondrá sanciones adicionales contra el régimen iraní. Estas sanciones poderosas estarán en vigor hasta que Irán cambie su comportamiento».
Pese al ataque, Trump declaró que parecía que Irán había bajado la guardia.
«Irán parece estar retirándose, lo cual es algo bueno para todas las partes interesadas y algo muy bueno para el mundo».